por Myriam
Un estudioso de la vida de Flaubert, el Dr. Geoffrey Braithwaite (y para esta cita me he tenido que volver al libro), del que sabemos que es viudo porque lo dice, se va a visitar la ciudad natal de Flaubert en un intento de dar a su investigación más profundidad y rigor. Se encuentra con que hay dos museos, uno en Rouen y otro en Croisset, y que en ambos se expone al “verdadero loro de Flaubert”, taxidermizado, por supuesto. No puede decirse que sea una novela, pero tampoco es un ensayo. Es ficción, y de pronto te parece estar hablando con Julian Barnes, o te parece estar escuchando sus diatribas contra “El idiota de la familia” de Jean Paul Sartre, o estar escuchando sus secretas burlas a “La orgía perpetua” de Mario Vargas Llosa”. Lo cierto es que tanto en el terreno de la biografía ficcionada como en el del ensayo histórico literario, Barnes no deja agujeros. Para quien no espera leer una novela sobre el loro de Flaubert o sobre Flaubert y se deja asombrar por las bromas de estilo y forma que propone Barnes, es una lectura deliciosa.