sábado, 27 de febrero de 2010

Ambigüedades, de Elliot Perlman

Norberto Zuretti

Autor australiano, nunca había oído hablar de él. Elegí el libro, primero por el nombre, después por las situaciones que sugería la contratapa, también por el peso de las setecientas páginas que me prometían al menos una semana de grata lectura, si me enganchaba, claro- y por el precio, estaba en una de esas mesas de los libros baratos.

El ambiente, Australia, ahora.

La historia. Se me hace muy difícil contar la historia. Las historias, en realidad. Y no hay historias sin sus personajes. Aquí son varios. La novela se divide en siete partes. Cada parte está narrada por un personaje diferente, que cuentan situaciones o episodios sucedidos en un cierto período de tiempo. Los personajes se van cruzando a través de sus mismos relatos. La historia, si es que acaso hay una sola historia, la debe armar únicamente el lector, uniendo, empalmando, reconsiderando. Actuando dentro de una propuesta, excelentemente planteada

Un psiquiatra atiende a un paciente que hace muchos años se separó de una novia a la que no puede olvidar. La amante de este paciente es prostituta y tiene por cliente habitual al actual marido de la ex de su amante. Casi de Almodóvar.

De pronto, el paciente secuestra al hijo de su ex, no sabe bien por qué, supone que a raíz de ello su ex lo va a recibir, pese a que nunca volvió a buscarla desde la separación, a pesar de espiarla siempre. Su amante lo denuncia. Lo llevan detenido, y comienza el juicio.

Esta es la historia que van narrando los distintos personajes.

Y el autor nos trae una sorpresa con el inesperado séptimo narrador, quien no aparece en los hechos narrados hasta ahí y sin embargo uno lo acepta enseguida por…, pero no lo voy a contar. Un cierre perfecto a todo lo anterior.

Una gratificación esta lectura. La considero una de las mejores novelas que he leído. Una verdadera aventura seguirla y recorrerla. Al empezar la tercera parte, tuve que regresar al principio e ir armando un organigrama que me permitiera orientarme en un enjambre de nombres y relaciones sin perderme cosas que, aunque no resultaran muy relevantes, entenderlas a través de lo ya leído se vuelve reconfortante.

Millenium, de Stieg Larsson

Norberto Zuretti

Este sueco ya es muy reconocido. Creo que en ficción nada más escribió estas tres novela, más de dos mil páginas. ¿Envidiable, no? Murió antes de que se publique el primer libro. Que resultó el libro más leído en ese tan poco tiempo en Suecia.

El ambiente, Suecia, actual.

El argumento, la historia se va narrando por planos diferentes.

En uno, está el periodista de una revista llamada Millenium, que acaba de perder un juicio por difamación, que le gana un poderoso empresario. Su editorial peligra. Un millonario le ofrece un contrato, para que durante un año investigue un episodio siniestro que ocurriera treinta años atrás en el seno de su familia.

Por el otro, hay una joven de unos veinticinco años, que se encuentra bajo tutela jurídica debido a su mal comportamiento social. El abogado que ejerce su tutoría abusa de ella. Primero parece una mina de muy pocas luces o débil mental, pero se va transformando. Probablemente ella me resulte el personaje más logrado, a pesar del abuso de ciertas referencias.

Y claro, es previsible, las historias se cruzan, se ensamblan, se abren y se expanden.

Todo esto se percibe antes de finalizar el primer volumen, Los hombres que no amaban a las mujeres.

Vuelve a abrirse todavía más en La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Estas aperturas no son forzadas, se aceptan dentro de la lógica que plantea la novela. Son totalmente creíbles.

En general, tengo que aclarar que –al menos en el sentido de si me agrega algo- no me gustan.

Pecan de los mismos recursos que los thriller fílmicos o literarios de los yanquis. El respeto a ciertas reglas que garanticen alguna atracción. Por el ritmo, por el armado.

A pesar de todo, no puedo negar que es eficaz en lo que se propone, atrapar al lector.

Una vez comencé a leer, no podía dejarla. Siento que te envuelve un ritmo atrapante, que sugiere y que luego el mismo desarrollo confirma o rechaza, y al saltar de un plano narrativo a otro siguen apareciendo datos que van conformando la historia.

Acabo de ver la película que se filmó sobre el primer libro. No me gustó para nada, no se comprende la historia tal como la muestran, como si hubieran tomado en consideración nada más unas trescientas páginas de la novela, y despreciado las otras cuatrocientas.

El lago, de Paula Kauffman.

Norberto Zuretti
El lago, de Paula Kauffman.



Paula es argentina, y esta novela ganó recientemente un primer premio de esos importantes de alguna editorial nacional, creo que Planeta.

El ambiente, los Parques Nacionales del sur argentino.

El argumento, el padre de la relatora participó –hace ya más de treinta años- de una expedición en busca de un monstruo que aparecía por uno de esos lagos. Ella accede a los viejos archivos y a la documentación científica que aseguraba que podía resultar cierto. Aún persisten en el imaginario popular esas evidencias, que se originaron centenares de años atrás en la comunidad mapuche.

La narradora se encuentra viviendo en la casa de su padre, con personajes de la época del padre. Va reconstruyendo, a través de la vida del padre, su propia historia, mientras vive sucesos que la remiten a esos tiempos. En el medio, constantes remisiones a hechos siniestros de la dictadura

El monstruo que buscan no aparece nunca, apenas signos que se interpretan como sus rastros. Su presencia es permanente. Y además afloran otro tipo de monstruos más propios de cada personaje.

Me pareció muy acertado el punto de vista de la narración, la forma de transmitir las sensaciones y los distintos estados de ánimo. La presencia de lo siniestro. El ritmo, preciso, que conduce todo el relato La feliz decisión de no calificar, nada más mostrar los hechos y lo que esos hechos van generando en los individuos.

Muy bien escrita.