por Anna
He leído bastante en los últimos meses (me he aficionado a visitar la biblioteca municipal, supongo que ya era hora), y paso a comentar los libros que he leído recientemente:
- La Pell Freda (La Piel Fría) de A. Sánchez Piñol
Creo que su principal virtud es que desde buen principio te atrapa (o al menos ese fue el caso conmigo), y te lleva de sorpresa en sorpresa. Además está bien escrito, y te transporta a realidades como mínimo inusuales.
- El médico de Noah Gordon.
Alguien ya lo comentó. No sé exactamente por qué motivo me atrapó este libro, ni cómo conseguí acabarlo (teniendo en cuenta su grosor). Creo que fue porque es ameno, porque te descubre el mundo de hace unos siglos y porque te lleva de la mano por un montón de aventuras. Lo que menos me gustó, aparte de las descripciones muy explícitas de heridas y enfermedades diversas, fue el trabajo del traductor. Me ha pasado ya con varios libros, parece como si los corrigieran hasta la mitad, más o menos, y a partir de entonces los fallos empezaran a ser garrafales. Y lo digo con conocimiento de causa, porque en casa tenía dos ejemplares, uno traducido al catalán y otro al castellano, y ocurría lo mismo con ambos (aunque uno era más leíble que el otro).
- Esta historia de Alessandro Baricco.
Me encantó. He leído dos libros suyos anteriores, Oceano Mar y Seda, y ambos me han gustado pero me han dejado con la sensación de que falta algo, de que hay demasiado empeño en la forma y demasiado poco en el contenido. Sin embargo este me gustó de verdad, me pareció como si su prosa hubiera madurado mucho.
- Nana de Chuck Palaniuk.
Me gustó especialmente la manera como está escrito, directa, brutal, frases cortas, casi ningún adjetivo. Sé que otros libros suyos son muy violentos, explícitos y demás. Este debía ser de los más suaves. En todo caso me gustó mucho, aunque es de esos casos en los que voy postponiendo el alquilar otro de sus libros, porque me dejó un sabor de boca un tanto amargo, existencialmente hablando (sí, bueno, soy muy influenciable en ese aspecto).
- Happiness de Will Ferguson.
Este libro al principio me encantó, y hasta llegar casi a los últimos capítulos no podía dejar de leerlo en cuanto tenía un momento. Es como una enorme broma que contiene un montón de pequeñas bromas geniales en su interior. Una crítica a el estado del bienestar, a los libros de autoayuda sobre todo. Pero luego llegan lo últimos capítulos y la cosa se estropea, al menos eso creo yo. De todos modos creo que su lectura vale la pena por muchos motivos, uno de ellos las carcajadas que provoca de vez en cuando.
Y bueno, he leído más libros últimamente, pero de momento lo dejo aquí. Ah, sí, también recomiendo cualquier libro de relatos Quim Monzó. De cualquier tema cotidiano es capaz de sacar un relato de esos que llevas colgando en la memoria largo tiempo después.
miércoles, 10 de octubre de 2007
Lecturas varias de Daniel
por Daniel
El mes pasado releí Solaris, de Stanislav Lem, una novela altamente recomendable que va más allá de la denominada ciencia ficción. Con las obras que me han gustado, como es el caso de esta, me sucede que me quedan en la memoria muchas imágenes y párrafos de la primera lectura. Lo mismo me pasó con Sobre héroes y tumbas, que releí en agosto. Sábato no tiene una prosa muy cuidada que digamos, pero el conjunto, el todo, es monumental. También empecé un libro de GM que me gané en una rifa: El amor y otros demonios. Con respecto a este libro puedo decir que es muy ameno y llevadero, pero leí la mitad de un tirón y luego lo dejé medio abandonado. No sé, nunca me atrajo demasiado GM y su mundo de realismo mágico. Ahora estoy leyendo Una cuestión personal, del japonés Kenzaburo Oé. Qué novelón, mamma mía. Es bastante dramático, les advierto, pero recomendable.
Me gustaría seguir explorando la literatura de Saer, y asomarme a la de Roberto Bolaño. Los dejaré para más adelante. Por lo pronto, estoy escribiendo ese cuento del Zorzal, que puede llegar a ser una novelita, y me gustaría releer libros que se relacionen de alguna manera con lo que escribo. Pienso volver a leer La espuma de los días, de Boris Vian, y Diario de la guerra del cerdo, de Bioy Casares. Las dos novelas tienen situaciones que me interesaría trabajar y trasladar a mi historieta.
El mes pasado releí Solaris, de Stanislav Lem, una novela altamente recomendable que va más allá de la denominada ciencia ficción. Con las obras que me han gustado, como es el caso de esta, me sucede que me quedan en la memoria muchas imágenes y párrafos de la primera lectura. Lo mismo me pasó con Sobre héroes y tumbas, que releí en agosto. Sábato no tiene una prosa muy cuidada que digamos, pero el conjunto, el todo, es monumental. También empecé un libro de GM que me gané en una rifa: El amor y otros demonios. Con respecto a este libro puedo decir que es muy ameno y llevadero, pero leí la mitad de un tirón y luego lo dejé medio abandonado. No sé, nunca me atrajo demasiado GM y su mundo de realismo mágico. Ahora estoy leyendo Una cuestión personal, del japonés Kenzaburo Oé. Qué novelón, mamma mía. Es bastante dramático, les advierto, pero recomendable.
Me gustaría seguir explorando la literatura de Saer, y asomarme a la de Roberto Bolaño. Los dejaré para más adelante. Por lo pronto, estoy escribiendo ese cuento del Zorzal, que puede llegar a ser una novelita, y me gustaría releer libros que se relacionen de alguna manera con lo que escribo. Pienso volver a leer La espuma de los días, de Boris Vian, y Diario de la guerra del cerdo, de Bioy Casares. Las dos novelas tienen situaciones que me interesaría trabajar y trasladar a mi historieta.
Lecturas: El médico, de Noah Gordon
por Nox
Acabo de terminar de leer "El Médico" de Noah Gordon. La novela cuenta la historia de Rob J. Cole, un niño que vive en el Londres del siglo XI. Este joven se queda huérfano a la edad de 8 años, perdiendo a su madre durante el parto de su hermano y a su padre de una enfermedad poco después.
El niño, abandonado, encuentra refugio en un cirujano barbero ambulante que lo toma como aprendiz. Durante sus viajes a lo largo de Inglaterra, Rob descubre el don que posee: la capacidad para sentir la vitalidad de las personas tan solo con tocarlas.
Tras mucho tiempo viajando con Barber y aprendiendo el oficio de cirujano, el anciano muere y Rob se queda solo. Impresionado por el oficio de un jóven médico judío, decide viajar hasta donde sea necesario para aprender la profesión de la medicina. Rob viajará a Persia a visitar la madraza, el famoso hospital de Ispahán. Allí vivirá mucho tiempo estudiando y aprendiendo de Ibn Sina, el príncipe de los médicos. Tras luchas, amoríos y mucha medicina, volverá a Escocia donde se instalará como médico rural.
El libro es ameno, quizás esa sea su máxima virtud, que es muy fácil de leer. Una historia interesante y un poco exótica. La narración es fluida y las descripciones adecuadas, sin ser empalagosas. Muestra desde un punto de vista novelesco la cultura occidental y oriental del siglo XI, mostrando también la medicina en sus primeras etapas donde se mezcla con la superstición o la brujería.
El final es lo que peor me cuadra. Ese gran hombre (Rob J. Cole) que siempre está marcado por su precocidad y capacidad de aprendizaje, que recorre el mundo para aprender su pasión. Al final se ve exhiliado como un paria y abandona la misión de su vida (crear una madraza londinense) para acabar como médico rural en los terrenos de su esposa.
Una novela entretenida y que continúa con "El chamán", que leeré próximamente
Acabo de terminar de leer "El Médico" de Noah Gordon. La novela cuenta la historia de Rob J. Cole, un niño que vive en el Londres del siglo XI. Este joven se queda huérfano a la edad de 8 años, perdiendo a su madre durante el parto de su hermano y a su padre de una enfermedad poco después.
El niño, abandonado, encuentra refugio en un cirujano barbero ambulante que lo toma como aprendiz. Durante sus viajes a lo largo de Inglaterra, Rob descubre el don que posee: la capacidad para sentir la vitalidad de las personas tan solo con tocarlas.
Tras mucho tiempo viajando con Barber y aprendiendo el oficio de cirujano, el anciano muere y Rob se queda solo. Impresionado por el oficio de un jóven médico judío, decide viajar hasta donde sea necesario para aprender la profesión de la medicina. Rob viajará a Persia a visitar la madraza, el famoso hospital de Ispahán. Allí vivirá mucho tiempo estudiando y aprendiendo de Ibn Sina, el príncipe de los médicos. Tras luchas, amoríos y mucha medicina, volverá a Escocia donde se instalará como médico rural.
El libro es ameno, quizás esa sea su máxima virtud, que es muy fácil de leer. Una historia interesante y un poco exótica. La narración es fluida y las descripciones adecuadas, sin ser empalagosas. Muestra desde un punto de vista novelesco la cultura occidental y oriental del siglo XI, mostrando también la medicina en sus primeras etapas donde se mezcla con la superstición o la brujería.
El final es lo que peor me cuadra. Ese gran hombre (Rob J. Cole) que siempre está marcado por su precocidad y capacidad de aprendizaje, que recorre el mundo para aprender su pasión. Al final se ve exhiliado como un paria y abandona la misión de su vida (crear una madraza londinense) para acabar como médico rural en los terrenos de su esposa.
Una novela entretenida y que continúa con "El chamán", que leeré próximamente
Lecturas: El enigma del cuatro, por Norberto
por Norberto
Acabo de leer la novela el enigma del cuatro.
No sé si a alguno le habrá pasado, pero a mí medio que me desespera salir a comprar un libro y no encontrarlo, insistir, buscarlo hasta por las ferias de usados y tampoco.
Con este libro me pasó algo así, igual sigo agradecido Leti, vos no tenés la culpa.
Hará unos cinco años leí algún comentario, probablemente en Página 12, y me quedó el nombre. Me quedó porque fui a comprarlo y no estaba, una vez en una feria estuve más de una hora esperando a un puestero, que cuando llega me dice que lo había vendido el día anterior. Enseguida me acuerdo del cuento aquel de Bradbury, el del tipo que recorría el universo buscando a unos seres que tenían forma de globo, y siempre llegaba tarde.
Bueno, todo ese entusiasmo reforzado por imposibilidades, se me vino abajo antes de haber leído las primeras cien páginas.
Es un libro que está bien escrito, el lenguaje es claro. Pero tiene un defecto, es muy descriptivo del entorno, para mí se extiende demasiado y descuida el tema central, el enigma y la trama. Que siempre es el gancho en estas historias.
Hay cuatro personajes pobremente delineados, recién hacia el final se destacan dos, uno es el relator. No me quedó claro porque lo relata este personaje, los episodios los vivieron casi todos juntos, lo podría haber relatado cualquiera, o ninguno de ellos. Pero bueno, tal vez eso se deba a la chatura de la historia, poco creativa la forma de narrar, hasta aburre por momentos.
Y lo peor, el armado del enigma. El esbozo del enigma. Pobretón, poco creíble, inconsistente. Uno no espera que se la cuenten al detalle, pero al menos que nos lo adornen de alguna forma y nos engañen y nos la creamos, que tengan un mínimo de sutileza, de inventiva. Es tan endeble en la novela, que no se sostiene, queda demasiado confuso, no parece claro, no adquiere la consistencia que lo haría distinto, al menos más interesante. Este libro da la sensación de haber sido escrito a fines del siglo XIX.
El argumento es sencillo, un adolescente en el secundario está haciendo una tesis sobre un libro muy antiguo, incomprensible, que parece estar escrito en clave y hasta el momento nadie pudo descubrirla. El relator resulta ser el hijo de alguien que estudió este libro durante toda su vida, e histeriquea durante toda la novela entre ayudar al amigo para terminar la investigación del padre, o dedicarle su tiempo a la novia que así se lo reclama. En el medio está la vida cotidiana de los estudiantes. La historia del libro. Algún crimen extraño que parece relacionado, la policía casi fantasma. Los posibles significantes. Y mucho, mucho, mucho relleno.
Y al final, regreso como estafado a aquel comentario en la sección cultural, ¿qué habrá interpretado aquel periodista venido en crítico literario para escribir lo que escribió?, ¿o será alguno de esos que cobran del diario y de la editorial y su artículo conmigo resultó exitoso?
Evidentemente, lejos, muy lejos de algunos títulos que hacen historia en este estilo.
Acabo de leer la novela el enigma del cuatro.
No sé si a alguno le habrá pasado, pero a mí medio que me desespera salir a comprar un libro y no encontrarlo, insistir, buscarlo hasta por las ferias de usados y tampoco.
Con este libro me pasó algo así, igual sigo agradecido Leti, vos no tenés la culpa.
Hará unos cinco años leí algún comentario, probablemente en Página 12, y me quedó el nombre. Me quedó porque fui a comprarlo y no estaba, una vez en una feria estuve más de una hora esperando a un puestero, que cuando llega me dice que lo había vendido el día anterior. Enseguida me acuerdo del cuento aquel de Bradbury, el del tipo que recorría el universo buscando a unos seres que tenían forma de globo, y siempre llegaba tarde.
Bueno, todo ese entusiasmo reforzado por imposibilidades, se me vino abajo antes de haber leído las primeras cien páginas.
Es un libro que está bien escrito, el lenguaje es claro. Pero tiene un defecto, es muy descriptivo del entorno, para mí se extiende demasiado y descuida el tema central, el enigma y la trama. Que siempre es el gancho en estas historias.
Hay cuatro personajes pobremente delineados, recién hacia el final se destacan dos, uno es el relator. No me quedó claro porque lo relata este personaje, los episodios los vivieron casi todos juntos, lo podría haber relatado cualquiera, o ninguno de ellos. Pero bueno, tal vez eso se deba a la chatura de la historia, poco creativa la forma de narrar, hasta aburre por momentos.
Y lo peor, el armado del enigma. El esbozo del enigma. Pobretón, poco creíble, inconsistente. Uno no espera que se la cuenten al detalle, pero al menos que nos lo adornen de alguna forma y nos engañen y nos la creamos, que tengan un mínimo de sutileza, de inventiva. Es tan endeble en la novela, que no se sostiene, queda demasiado confuso, no parece claro, no adquiere la consistencia que lo haría distinto, al menos más interesante. Este libro da la sensación de haber sido escrito a fines del siglo XIX.
El argumento es sencillo, un adolescente en el secundario está haciendo una tesis sobre un libro muy antiguo, incomprensible, que parece estar escrito en clave y hasta el momento nadie pudo descubrirla. El relator resulta ser el hijo de alguien que estudió este libro durante toda su vida, e histeriquea durante toda la novela entre ayudar al amigo para terminar la investigación del padre, o dedicarle su tiempo a la novia que así se lo reclama. En el medio está la vida cotidiana de los estudiantes. La historia del libro. Algún crimen extraño que parece relacionado, la policía casi fantasma. Los posibles significantes. Y mucho, mucho, mucho relleno.
Y al final, regreso como estafado a aquel comentario en la sección cultural, ¿qué habrá interpretado aquel periodista venido en crítico literario para escribir lo que escribió?, ¿o será alguno de esos que cobran del diario y de la editorial y su artículo conmigo resultó exitoso?
Evidentemente, lejos, muy lejos de algunos títulos que hacen historia en este estilo.
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